¡Nuestros fans de Facebook y Twitter nos han demostrado que están concienciados con hacer copias de seguridad para no perder sus datos importantes! Los ganadores de nuestro sorteo pronto podrán hacer backup en su flamante nuevo disco WD My Passport Ultra de 1TB.
Twitter – Ganador: @Sylrub16
Facebook – Ganador: Euseb Rantamplan
Los ganadores deben ponerse en contacto con nosotros para facilitarnos sus datos personales a través de mensaje privado de Facebook o Twitter.
¡Enhorabuena a los afortunados y gracias a todos por vuestra participación!
Ondata Recuperación de Datos. Recuerda que, si a pesar de cuidar de tus discos duros, te encuentras con la necesidad de recuperar archivos perdidos o dañados, puedes solicitar un diagnóstico sin compromiso a nuestro laboratorio de recuperación de datos.
Casi todos hemos experimentado alguna vez cómo nuestro ordenador va respondiendo con mayor lentitud a medida que pasa el tiempo.
Algunas veces sucede en los equipos que utilizamos para trabajar, por lo que no se puede culpar a que haya muchas descargas de archivos o demasiados programas instalados.
Un rendimiento reducido podría deberse a muchos factores, y lo primero que se suele pensar es que al PC le falta RAM o que hay que comprar otra máquina más potente quizá con un procesador superior, porque la que tenemos ha dejado de darnos el rendimiento suficiente.
Hace tiempo que la tecnología, en lo relativo a ordenadores, no avanza tan rápidamente, por lo que la necesidad de renovar nuestro PC o portátil no es tan habitual como antes. Hoy en día un ordenador medio puede darnos servicio durante varios años ya que los requisitos para su uso en ofimática, navegación, etc. no son elevados.
Entonces, ¿por qué ahora nuestro ordenador responde tan lentamente? ¿Por qué antes abría las aplicaciones cotidianas en apenas un segundo y ahora tarda muchísimo más que hace un año?
Un componente crítico para la velocidad del PC
Hoy queremos centrarnos en uno de los componentes más importantes de un ordenador, el encargado de tener disponible prácticamente toda la información necesaria para que el ordenador nos pueda ser útil como herramienta de trabajo; hablamos del disco duro.
El disco duro es donde están alojados tanto el sistema operativo como las aplicaciones que utilizamos a diario, nuestros archivos y datos, además de muchos otros elementos necesarios para un correcto funcionamiento.
A fin de entender la posible causa de que nuestro ordenador funcione cada vez más lentamente, necesitamos primero tener una idea básica de la forma en la que los archivos se almacenan en nuestro disco duro.
Para ello, vamos a comparar el disco con una estantería en cuyos huecos iremos colocando libros a medida que los vayamos comprando.
El disco duro: una estantería cada vez más llena…
Cuando empecemos a rellenar la estantería nueva, quizá tengamos sólo 4 ó 5 libros, por lo que los podremos colocar juntos en la primera balda de las estantería. En cuanto necesitemos uno de ellos, al haber pocos, lo encontraremos enseguida.
Según vaya pasando el tiempo, la estantería estará cada vez más llena, pero aún tendremos algunos huecos vacíos ya que nos habremos ido deshaciendo de algunos libros.
Imaginemos que tenemos 10 huecos libres. Por supuesto, al haber sacado los libros de diferentes estantes no estarán todos los huecos juntos. Ahora recibimos una nueva enciclopedia de 8 tomos, y como queremos ponerla rápidamente en la estantería, vamos colocando cada tomo en uno de los huecos libres que están dispersos, por lo que los 8 tomos quedarán separados.
Ahora digamos que esa estantería tiene miles de baldas con cientos de miles de libros y enciclopedias cuyos tomos hemos ido colocando aleatoriamente en los huecos que se han ido quedando libres. ¿Cuánto tiempo tardaríamos en reunir todos los tomos de una enciclopedia? ¿Y de varias enciclopedias?
Dependiendo de la cantidad de libros que tengamos almacenados, nos podría llevar muchísimo tiempo el encontrar cada uno de los tomos, sacarlos de la estantería y colocarlos en su orden correcto.
Disco duro fragmentado = estantería desordenada
Bien, en cierto modo, así es como los archivos están en nuestro disco duro. El disco se va llenando y a medida que van quedando huecos libres (debido a que vamos borrando algunos archivos), el sistema va ubicando nuevos archivos en esos huecos. Si hay archivos grandes que no caben en un sólo hueco entonces fragmentará los archivos en varias partes para poder poner cada una de ellas en una ubicación distinta.
Así, al intentar abrir esos archivos grandes, tendrá que buscar todas sus partes y juntarlas en el orden correcto, lo que causará que el tiempo que tarde en abrir este tipo de archivos cada vez sea mayor (no olvidemos que los archivos pueden crecer). En consecuencia, nuestro ordenador irá cada vez más despacio. Este proceso es conocido como “fragmentación”.
Como cada verano, el laboratorio de recuperación de datos de Ondata ve aumentar el número de averías debidas a las altas temperaturas y picos de tensión.
Hoy os contamos de forma básica cómo afectan a los discos duros estos dos factores —calor y sobretensión—, esperando evitar algún disgusto veraniego de pérdida de datos mediante medidas sencillas de prevención, como no dejar el ordenador en un coche a pleno sol, o desconectar los enchufes en caso de tormenta.
Tu disco duro y el calor
El disco duro se ve afectado por el calor de dos formas: por el recalentamiento y por los posibles cambios bruscos de temperatura. Las averías vendrán originadas por la dilatación de las piezas mecánicas al calentarse excesivamente, por su posterior contracción al pasar del calor al frío (o el proceso contrario al pasar del frío al calor), así como por la posible condensación causada dentro del disco al variar rápidamente su temperatura.
Pero… ¿cuánto es “demasiado calor” para un disco duro? ¿A qué temperatura se pone cuando está en funcionamiento? ¿Sabes cuál es el rango de temperatura recomendado para tu disco? Si tienes curiosidad por conocer los datos concretos de tu dispositivo, los encontrarás en las especificaciones del fabricante, aunque ya te adelantamos que en general, la máxima temperatura aceptable para un disco que está funcionando es de 55°C, y en algunos modelos hasta 60°C.
En cuanto a la temperatura estando apagado (non-operating temperature), el límite máximo aceptable sube hasta los 70°C.
A pesar de que puedan parecer límites muy elevados, se trata de temperaturas bastante más bajas que las que pueden soportar otros componentes del ordenador, por ejemplo las placas de vídeo o los procesadores.
¿Cuál es entonces la temperatura de funcionamiento ideal para los discos duros? Es un tema controvertido, aunque diversos informes y foros situan el rango ideal entre los 25 y 40°C.
¿A qué temperatura está tu disco mientras lees este blog? Si quieres, puedes averiguarlo con la aplicación Disk Control de Ondata, que lee los sensores de temperatura del disco y te informa de su evolución, para que puedas tomar medidas si es necesario. Puedes descargar la versión demo de Ondata Disk Control desde aquí.
Efectos del calor y de los cambios bruscos de temperatura
Una temperatura muy alta puede provocar que el sistema de ventilación no refrigere lo suficiente y los discos se sobrecalienten. En los ordenadores modernos, este inconveniente suele minimizarse mediante un buen diseño del sistema de ventilación; los mayores problemas pueden surgir si se somete al ordenador a cambios bruscos de temperatura.
Por ejemplo, cuando tenemos un equipo portátil que se traslada con frecuencia entre la vivienda, el coche y la oficina, los cambios de temperatura son continuos. Si dejamos el coche al sol, una temperatura exterior de 35 grados centígrados puede causar más de 60 en el interior del vehículo. Por si fuera poco, además de la alta temperatura hay un agravante añadido: lo deprisa que se calienta. Cualquiera sabe que el coche se convierte en un “horno” tras estar aparcado a pleno sol durante horas; lo que no es tan obvio, como destacan algunos estudios, es que el interior de un coche a pleno sol puede subir en promedio unos 20 grados centígrados, en sólo una hora.
Si desde un coche al sol nos llevamos el portátil a la oficina o a la cafetería con aire acondicionado, allí habrá 20, 21 o 22 grados. Esta temperatura sería aceptable en circunstancias normales, pero en nuestro ejemplo, estaríamos sometiendo al disco a una disminución casi instantánea desde los 60 grados del coche a los 20 del aire acondicionado, aumentando de forma importante la posibilidad de una avería.
El disco duro tiene componentes electromecánicos que son de alta precisión y tienen que estar perfectamente sincronizados entre sí. Están preparados para funcionar en un rango amplio de temperaturas, pero cambios muy bruscos pueden ocasionar que algunas de las piezas tengan un funcionamiento defectuoso. Pueden existir distintos fallos por el problema mecánico de una expansión o reducción del tamaño físico debido al calor o al frío, por ejemplo un posible «desalineamiento» de los cabezales en la zona de aparcamiento, que al poner el disco en marcha causen daños.
Sobretensión: cuidado con las tormentas
Las pérdidas de datos por efecto de las tormentas son muy típicas del verano, aunque naturalmente son posibles durante todo el año. Las sobretensiones causadas por rayos pueden dañar los circuitos de los discos duros y en ocasiones llegan a destruir los datos.
Actualmente, las viviendas y oficinas están preparadas para las sobretensiones. Todas las compañías eléctricas tienen instalados sistemas de protección para que no haya averías y no exista peligro para las personas. Pero en caso de tormenta, existe la posibilidad de que la energía eléctrica de un rayo caiga sobre tendidos eléctricos que se vean afectados parcialmente. No suele suceder nada; las protecciones de las líneas normalmente absorben ese impacto eléctrico, pero puede producirse una pequeña sobretensión que va a ir traspasándose y va a llegar a las viviendas y a las oficinas.
Como es sabido, el ordenador funciona a 220 voltios. Sin embargo, en su interior, la mayoría de los componentes electrónicos funcionan a muy baja tensión, por medio de un sistema de alimentación interno. Hay componentes que funcionan a 12 voltios, a 5 o a menos. Cuando hay una sobretensión que logra pasar todos los filtros, a los pequeños circuitos internos del ordenador llega un voltaje mucho mayor de lo que están preparados para soportar. En este caso se pueden producir averías incluso con el ordenador apagado.
Por eso la recomendación será, sobre todo en verano, que si vamos a estar ausentes no dejemos el ordenador conectado a la red eléctrica, sino que físicamente desconectemos los cables de los enchufes. Apagar el ordenador y desconectarlo del enchufe es la mejor protección durante una tormenta eléctrica.
Si a pesar de tus precauciones no puedes acceder a los datos, lo más prudente es apagar el equipo y no intentar remedios caseros; la manipulación por manos inexpertas podría producir daños fatales. Solo una empresa especializada en recuperar datos de discos duros dispone del personal cualificado y los materiales necesarios para dar una solución con garantías. El laboratorio de recuperación de datos de Ondata International realiza el diagnóstico de este tipo de avería de forma gratuita y sin compromiso.
“Este disco duro cada vez va peor. ¡Tarda un siglo hasta que veo los archivos!” Si esta situación te suena familiar, asegúrate de hacer copia de seguridad de tus datos importantes antes de que el problema empeore… como le ocurrió al protagonista de nuestra historieta.
Es algo habitual: impacientes por terminar ese trabajo o enviar ese mensaje urgente, no nos paramos a pensar en una inminente avería. Sólo nos preocupa conseguir que el disco funcione como siempre.
En esta situación, el usuario no logra acceder a sus archivos y pulsa “Sí” o “Aceptar” ante cualquier pregunta que aparece en la pantalla, aunque no entienda muy bien su significado.
Así, puede ocurrir que pulse “Formatear disco” al ver el mensaje “Formatee el disco en la unidad G: para poder usarlo”. En cierta forma, es lógico. Pues claro, ¡adelante!, formatéalo o lo que quieras… ¡si yo lo único que quiero es justamente eso: poder usarlo…!
¿Por qué se supone que uno debe saber que al formatear se eliminan los datos? No son pocos los usuarios que, como nuestro protagonista, se han enterado de que el formateo deja el disco vacío tras tener una experiencia similar.
¿Qué hacer si has formateado el disco por error y necesitas recuperar tus archivos?
La buena noticia es que el formateo, aunque elimina el acceso a los datos, no los borra de su soporte físico, de los platos magnéticos donde se almacena la información digitalizada.
Los datos se pueden recuperar mediante software adecuado aunque el disco haya sido formateado. En este caso el mayor problema no es el formateo, sino la avería que originó de entrada el mal funcionamiento, la lentitud y la dificultad de acceso.
Cuando un disco empieza a dar ese tipo de problemas, puede estar fallando por diversos motivos: pistas o sectores defectuosos, fallos en el firmware, fallo inminente de la mecánica interna etc.
Si has formateado el disco por error y necesitas recuperar tus archivos, lo más importante es que no se sigan copiando archivos o ejecutando programas en el mismo, ya que se pueden sobrescribir los datos originales y perderse irremediablemente.
Para tener las mayores garantías de recuperación, es recomendable acudir a un servicio especializado de recuperación de datos, que cuenta con la tecnología y experiencia necesarias para poder recuperar los datos en estos casos.
Participa en el sorteo a través de Facebook y Twitter hasta el 15 de junio de 2016. Puedes ganar un disco duro externo Western Digital My Passport Ultra de 1 TB. Bases legales:
Se ha detectado una campaña fraudulenta simulando avisos de factura de Endesa que incluyen un botón para “Consultar tu factura y consumo”. Una vez abierto el mail, si haces “clic”, enlazas a una página con código malicioso (“virus” o “malware”) que bloquea tus archivos personales.
Según fuentes de Endesa, el malware se trataría de un ransomware cuyo propósito es cifrar los ficheros del equipo infectado para impedir su acceso y posteriormente pedir un rescate.
Como es habitual en este tipo de estafas, el mensaje de correo electrónico viene desde una dirección de email sospechosa, que sin embargo suele pasar desapercibida a los usuarios ya que el nombre visible del remitente es «Factura electrónica de Endesa». El asunto del email, para dar más credibilidad, comienza con el nombre y apellidos asociados a la cuenta de correo del destinatario, seguido de “Factura” y unos caracteres alfanuméricos generados aleatoriamente, como por ejemplo «Nombre Apellidos Factura WYS2414RE7345376».
En un comunicado urgente, Endesa ha recomendado a sus clientes no hacer clic en los enlaces de ningún email de factura que no cumpla que el remitente sea “Endesa Online” gestiononline(arroba)endesaonline.com
En el aviso que ha emitido la Oficina de Seguridad del Internauta del Incibe (Instituto Nacional de Ciberseguridad de España), se aclara que se trata de una suplantación que utiliza la imagen de la empresa para cometer el fraude y, en ningún caso, afecta a la seguridad de los servicios de la entidad.
Si has recibido el email y has seguido la invitación a descargar la factura, es más que probable que tu ordenador esté infectado y, además, todos los ficheros almacenados en él estén cifrados.
Según el INCIBE, a día de hoy existen distintas variantes de este tipo de malware y por el momento, debido al tipo de cifrado utilizado, no es posible la recuperación de los datos, por tanto, la única posibilidad de recuperar tus ficheros es desde copias de seguridad que hayas realizado previamente en otros dispositivos o sistemas externos. Para los ficheros que anteriormente hubieras recibido o enviado por email, es posible que puedas recuperarlos revisando tu correo, tanto en la bandeja de entrada como en la de elementos enviados.
Si has recibido el email fraudulento pero no has ejecutado el archivo «ENDESA_FACTURA.js» tu equipo no se habrá infectado. En cualquier caso, si se recibe un email cuyo asunto es igual o parecido al arriba descito, la recomendación es eliminarlo directamente. En ningún caso accedas a enlaces incluidos en el email ni descargues y/o ejecutes posibles ficheros que puedan traer adjuntos.
Este ataque de “phishing” nos da una nueva ocasión para recordar la necesidad de realizar copias de seguridad de todos nuestros datos importantes. Para mayor seguridad, el soporte en el que se realiza la copia no debería permanecer conectado al ordenador (excepto al hacer la copia). De este modo, en caso de vernos afectados por algún incidente, podremos recuperar nuestros archivos.
Las memorias flash de nuestras cámaras digitales y pendrives tienen una vida limitada. Si estamos atentos a los primeros indicios de deterioro, podremos adelantarnos a los fallos críticos.
¿Sabías que las memorias flash sólo permiten un número limitado de escrituras y borrados? Es así por la propia tecnología en la que se basa su funcionamiento.
Estos dispositivos nos acompañan cada día en cámaras de fotos, memorias USB, reproductores MP3 y teléfonos móviles, mientras van almacenando todo tipo de datos: fotografías, conversaciones, música, vídeos, contactos, documentos…
Las memorias flash se han popularizado por sus múltiples ventajas: son pequeñas, asequibles, resistentes, silenciosas. No hay ninguna duda de su utilidad pero conviene ser consciente de sus limitaciones, para ahorrarnos algún que otro disgusto.
Debido a la gran oferta de tarjetas flash y a que todas ellas, en apariencia, parecen iguales, es posible que muchas veces nos inclinemos a escoger una de las más baratas. Sin embargo, en realidad no todas las tarjetas son iguales; son muchos los parámetros que pueden diferenciar unas memorias de otras.
Además de fijarnos en la capacidad, conviene tener en cuenta la velocidad de transferencia, ya que es un aspecto que puede marcar el rendimiento de nuestro dispositivo, sobre todo si se trata de un teléfono móvil.
Independientemente del modelo que elijamos, hemos de saber que las tarjetas flash tienen una vida limitada. De repente, podemos encontrarnos con que algunos de los archivos que hay en nuestro teléfono, pendrive o cámara parecen estar corruptos.
¿Qué síntomas produce el deterioro de una memoria flash?
Quizá sea un documento que no se abre, algún contacto que ha desaparecido o incluso imágenes que han dejado de visualizarse correctamente para verse entrecortadas o “rotas”.
En la imagen se puede apreciar cómo, en lugar de la fotografía que se tomó con el teléfono móvil, tenemos una imagen cuya parte inferior es completamente gris y la parte superior está compuesta por bandas degradadas que no se corresponden con el contenido original. Esto es debido a que la información que había en los sectores de la tarjeta de memoria asignados para esa imagen ha sido corrompida, no puede ser leída correctamente y por lo tanto al interpretarla como una imagen el resultado no es el esperado.
También podemos experimentar un comportamiento «extraño» en nuestro dispositivo: se reinicia inesperadamente, el sistema se “congela” o alguna aplicación se corta de forma imprevista.
La razón de que se produzcan estas averías es que los medios de almacenamiento basados en tecnología flash, como las tarjetas SD o microSD y los pendrives, están fabricados para funcionar un número limitado de veces. Cada uno de estos dispositivos tiene limitado su número de operaciones de escritura en torno al millón.
¿Cómo funciona la memoria flash?
La memoria flash es una memoria regrabable no volátil (los datos permanecen aunque el dispositivo no tenga alimentación eléctrica). Utiliza dispositivos de circuitos integrados para almacenar los datos, por lo que no precisa piezas móviles, a diferencia por ejemplo de los discos duros.
Está compuesta por bloques; estos bloques a su vez están compuestos por páginas, y éstas contienen las celdas físicas en las que finalmente se almacenan los bits de información.
La vida útil de las celdas es limitada porque los ciclos de borrado-escritura, con el empleo de altos voltajes, van “desgastando” el material con el que está fabricada la celda, produciendo un daño acumulativo.
¿Cuánto puede durar una memoria flash?
Pensemos, por ejemplo, en todas las operaciones que realizamos cada día con nuestro teléfono móvil y que conllevan una operación de escritura: enviar o recibir SMS, Whatsapp, descargar archivos, hacer fotos, cargar música… son casi incontables.
Debido a que ciertas zonas de la memoria flash se van degradando y, por lo tanto, dejando de ser útiles, pasado un tiempo los archivos almacenados irán corrompiéndose y dejando de ser legibles poco a poco.
Una vez que sabemos lo que puede suceder, surge la necesidad de saber cuál es el tiempo aproximado recomendado para cambiar nuestra tarjeta o nuestra memoria USB.
Bien, como ya hemos dicho la vida de la memoria es de alrededor de un millón de operaciones de escritura, por lo que no se puede determinar con exactitud cuándo va a fallar; esto dependerá del uso que le demos al dispositivo.
Sin embargo, se podría decir que cuando empezamos a notar alguno de los síntomas descritos arriba (ficheros corruptos, comportamiento extraño) es un buen momento para cambiar la memoria, antes de que vaya a peor y sea demasiado tarde.
¿Qué podemos hacer para evitar el deterioro de la memoria flash?
Realmente, por el diseño de este tipo de dispositivos, no hay mucho que podamos hacer para alargar la vida de las memorias flash.
Lo que sí podemos hacer, en la medida de lo posible, es evitar perder nuestros datos, siendo conscientes de las limitaciones de este tipo de memorias y realizando copias de seguridad de forma regular de los datos importantes que tengamos alojados en nuestros pendrives y tarjetas de memoria.
¿Cómo recuperar los archivos en caso de fallo?
¿Hemos esperado demasiado sin sustituir la tarjeta y hemos perdido datos importantes? Si se trata de archivos que realmente necesitamos, es muy importante no intentar acceder por nuestros medios para intentar recuperarlos.
Debido al tipo de tecnología de estas memorias, no vamos a poder tener acceso a nuestra información por los métodos tradicionales; los intentos que hagamos sólo servirán para empeorar la situación de los datos.
Como consecuencia de la compleja estructura interna de las memorias flash, el proceso de recuperación de datos es complicado y no siempre posible. La unidad flash incluye un controlador que tiene la función de leer y escribir en los chips de memoria con un orden específico llamado “Data Mix”. Este orden no está estandarizado sino que depende del fabricante, lo cual introduce un gran número de variantes en el proceso de recuperación.
En el laboratorio de recuperación de datos de Ondata disponemos de herramientas específicas que permiten leer los datos directamente de los chips de memoria y reconstruir los archivos perdidos.
El protagonista de nuestra historieta de hoy está convencido de poder recuperar sus archivos en cualquier momento porque hace varias copias de seguridad.
Un apagón repentino le saca de su error: el disco queda dañado y entonces descubre que no puede acceder a sus archivos -ni a los originales ni a las copias- porque todos ellos estaban en la misma unidad . De repente, ha perdido todo su trabajo y sus recuerdos: fotos, vídeos…
En principio, realizar copias en el mismo disco puede sacarte de algún apuro. Por ejemplo, si borras por error algún archivo, lograrás recuperarlo de la copia de seguridad.
Sin embargo, si el disco sufre alguna avería de tipo mecánico o lógico, la cosa se complica. Una vez que el acceso al contenido del disco queda imposibilitado debido a la avería, no vas a poder rescatar de inmediato ninguna de las copias de los archivos que necesites.
En resumen, digamos que NO son seguras las copias de seguridad que se realizan en el mismo disco físico que los archivos originales.
Aunque para algunos de nuestros lectores esto sea una obviedad, en algunos casos no lo es tanto. Por ejemplo, si el disco duro interno está formateado con varias particiones, éstas aparecerán en el navegador de archivos como unidades independientes.
Para el usuario medio, estas unidades lógicas serán indistinguibles de unidades físicas; se ven como si fueran varios discos instalados en el mismo ordenador. Cuando guarda sus archivos o configura el backup, el usuario puede creer que está haciéndolo en discos separados, aunque involuntariamente estará colocando todos los ficheros en un mismo dispositivo, y si este falla… ¡adios a los datos!
¿Se pueden recuperar los archivos?
En el laboratorio de Ondata se siguen atendiendo casos como este, en los que la única solución es recurrir al servicio de recuperación de datos, puesto que no existe copia de seguridad o ésta no es accesible (a pesar de que el usuario se había preocupado de hacer su copia… pero estaba en el mismo disco).
Las posibilidades de recuperar los datos dependerán del tipo de avería. Esta puede variar desde un fallo de tipo lógico relacionado con el sistema operativo, hasta un problema mecánico en las piezas del motor de giro o en los cabezales de lectura-escritura, o un fallo de los circuitos electrónicos causado por un apagón y el consiguiente sobrevoltaje que se produce al volver la electricidad, como ocurre en nuestra historieta de hoy.
Afortunadamente, en el caso real que inspiró la historieta, los técnicos de Ondata pudieron sustituir los circuitos afectados, poner en marcha el disco y volcar todos los datos a un disco duro nuevo, de forma que nuestro protagonista recuperó todos sus archivos de trabajo y sus recuerdos familiares.
El video de hoy muestra un disco cuyo plato magnético se encuentra severamente dañado por contacto con la cabeza. Se pueden observar numerosas pistas totalmente dañadas.
El principio de funcionamiento de los discos duros es que las cabezas “flotan” sobre el colchón de aire que se genera con el giro de los platos.
Si, por accidente o defecto, la cabeza llega a tocar los platos, se producen daños irreparables en la cabeza y en los platos.
Las cabezas pueden entrar en contacto con el plato por diversos motivos, por ejemplo:
defectos del bloque de motor,
defectos de los brazos de las cabeza,
cortes de suministro eléctrico,
desconexión manual de la red eléctrica,
golpes.
En el vídeo se observa cómo, al poner el disco en funcionamiento, las cabezas están casi en permanente contacto con la superficie del plato y siguen produciendo nuevos daños.
Casi nunca se puede obtener una lectura correcta de un disco que ha sufrido un headcrash. En este tipo de casos no es posible recuperar la información de los platos magnéticos, ya que ha sido físicamente destruida.
En raras ocasiones se logra calibrar algún disco en el que el headcrash no era severo y el sector de arranque no estaba dañado.
El funcionamiento de los discos duros se basa en que las cabezas de lectura-escritura se desplazan a escasas milésimas de milímetro del plato magnético sin llegar nunca a tocarlo, por el efecto de la fuerza del aire que despide el plato al girar. El espacio entre la cabeza y el plato es mucho más fino que un cabello.
Si se introduce cualquier minúscula partícula entre la cabeza y los platos magnéticos, la partícula es arrastrada por la cabeza mientras los platos siguen girando. De este modo se producen daños en los platos y en las cabezas.
Por esta razón los platos de los discos duros están protegidos por una cámara casi estanca para impedir la entrada de partículas de polvo, suciedad y evitar la entrada de humedad.
En el video observamos cómo pequeñas partículas de suciedad dañan inmediatamente la cabeza y los platos, impidiendo el acceso a los datos.
En el próximo artículo veremos un fallo por head crash (choque de la cabeza contra el plato).