Casi todos hemos experimentado alguna vez cómo nuestro ordenador va respondiendo con mayor lentitud a medida que pasa el tiempo.
Algunas veces sucede en los equipos que utilizamos para trabajar, por lo que no se puede culpar a que haya muchas descargas de archivos o demasiados programas instalados.
Un rendimiento reducido podría deberse a muchos factores, y lo primero que se suele pensar es que al PC le falta RAM o que hay que comprar otra máquina más potente quizá con un procesador superior, porque la que tenemos ha dejado de darnos el rendimiento suficiente.
Hace tiempo que la tecnología, en lo relativo a ordenadores, no avanza tan rápidamente, por lo que la necesidad de renovar nuestro PC o portátil no es tan habitual como antes. Hoy en día un ordenador medio puede darnos servicio durante varios años ya que los requisitos para su uso en ofimática, navegación, etc. no son elevados.
Entonces, ¿por qué ahora nuestro ordenador responde tan lentamente? ¿Por qué antes abría las aplicaciones cotidianas en apenas un segundo y ahora tarda muchísimo más que hace un año?
Un componente crítico para la velocidad del PC
Hoy queremos centrarnos en uno de los componentes más importantes de un ordenador, el encargado de tener disponible prácticamente toda la información necesaria para que el ordenador nos pueda ser útil como herramienta de trabajo; hablamos del disco duro.
El disco duro es donde están alojados tanto el sistema operativo como las aplicaciones que utilizamos a diario, nuestros archivos y datos, además de muchos otros elementos necesarios para un correcto funcionamiento.
A fin de entender la posible causa de que nuestro ordenador funcione cada vez más lentamente, necesitamos primero tener una idea básica de la forma en la que los archivos se almacenan en nuestro disco duro.
Para ello, vamos a comparar el disco con una estantería en cuyos huecos iremos colocando libros a medida que los vayamos comprando.
El disco duro: una estantería cada vez más llena…
Cuando empecemos a rellenar la estantería nueva, quizá tengamos sólo 4 ó 5 libros, por lo que los podremos colocar juntos en la primera balda de las estantería. En cuanto necesitemos uno de ellos, al haber pocos, lo encontraremos enseguida.
Según vaya pasando el tiempo, la estantería estará cada vez más llena, pero aún tendremos algunos huecos vacíos ya que nos habremos ido deshaciendo de algunos libros.
Imaginemos que tenemos 10 huecos libres. Por supuesto, al haber sacado los libros de diferentes estantes no estarán todos los huecos juntos. Ahora recibimos una nueva enciclopedia de 8 tomos, y como queremos ponerla rápidamente en la estantería, vamos colocando cada tomo en uno de los huecos libres que están dispersos, por lo que los 8 tomos quedarán separados.
Ahora digamos que esa estantería tiene miles de baldas con cientos de miles de libros y enciclopedias cuyos tomos hemos ido colocando aleatoriamente en los huecos que se han ido quedando libres. ¿Cuánto tiempo tardaríamos en reunir todos los tomos de una enciclopedia? ¿Y de varias enciclopedias?
Dependiendo de la cantidad de libros que tengamos almacenados, nos podría llevar muchísimo tiempo el encontrar cada uno de los tomos, sacarlos de la estantería y colocarlos en su orden correcto.
Disco duro fragmentado = estantería desordenada
Bien, en cierto modo, así es como los archivos están en nuestro disco duro. El disco se va llenando y a medida que van quedando huecos libres (debido a que vamos borrando algunos archivos), el sistema va ubicando nuevos archivos en esos huecos. Si hay archivos grandes que no caben en un sólo hueco entonces fragmentará los archivos en varias partes para poder poner cada una de ellas en una ubicación distinta.
Así, al intentar abrir esos archivos grandes, tendrá que buscar todas sus partes y juntarlas en el orden correcto, lo que causará que el tiempo que tarde en abrir este tipo de archivos cada vez sea mayor (no olvidemos que los archivos pueden crecer). En consecuencia, nuestro ordenador irá cada vez más despacio. Este proceso es conocido como “fragmentación”.